Se basa en:
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También es importante el uso de la primera persona, puesto que una de las fortalezas de la terapia Gestalt es, como se ha mencionado, el asumir la responsabilidad de nuestros propios pensamientos, sentimientos y acciones: el participante no tiene que ocultarse usando un sujeto colectivo.
El terapeuta gestáltico tiene la función de guiar al participante para que se haga consciente de su situación (el darse cuenta). Hay una interacción de yo, tú, nosotros. El participante se expresa tanto verbalmente como con gestos y movimientos.
Antepone la espontaneidad al control; la vivencia, a la evitación de lo molesto y doloroso; el sentir, a la racionalización; la comprensión global de los procesos, a la dicotomía de los aparentes opuestos…y requiere del terapeuta un uso de sí como instrumento (emocional, corporal, intelectual) que transmita una determinada actitud vital en vez de practicar únicamente una técnica útil contra la neurosis.